martes, 24 de enero de 2012



Algoasí



Todo lo que de vos quisiera
es tan poco en el fondo
porque en el fondo es todo
como un perro que pasa, una colina,
esas cosas de nada, cotidianas,
espiga y cabellera y dos terrones,
el olor de tu cuerpo,
lo que decís de cualquier cosa,
conmigo o contra mía,
todo eso es tan poco
yo lo quiero de vos porque te quiero.


Que mires más allá de mí,
que me ames con violenta prescindencia
del mañana, que el grito
de tu entrega se estrelle
en la cara de un jefe de oficina,


y que el placer que juntos inventamos
sea otro signo de la libertad.

domingo, 8 de enero de 2012

Post


Nunca se había entendido con Hedvika y, sin embargo, siempre estaban de acuerdo. Cada uno se explicaba el sentido de las palabras del otro a su manera y había entre ellos una maravillosa armonía. Una maravillosa solidaridad basada en la incomprensión.


          (Milan Kundera, El libro de la risa y el olvido)




Y es curioso que ahora me esté gustando Raymond Chandler,
¿Vos acaso estarás leyendo Joyce, Kafka, Pessoa o Walt Whitman?
No sabés cuánto, ¡cuánto! que me sorprendería.
Igual, tenés mis ensayos de Benjamin, y el libro de Barthes,
No me olvidé,
solo que Foucalt y tu calculadora por ahora me son mas entretenidos y no te los quiero devolver todavía.


Y ¿qué se le va a hacer?
Es asi,
Hoy te veo con una gordita en la plaza,
vos a mí con un hippie en el arenero.
Mañana, por ahí nos enteramos de nuestras recibidas
por facebook
y pasado, quizás te cruce yendo a comer a la casa de tus viejos cuando yo vaya a visitar la mía.
Por favor no mandes a tus pibes al Hölters,
por favor, no hagas esa tontería.


Pero…pará,
¿realmente va a ser asi?
Eso me pregunto,
casi todos los días –(mentira, pero rima)-,
Para saber cuándo es que tengo que empezar a sentir un recuerdo menos caliente y más familiar por vos, como esos que se tienen por las tías
y mandarte postales
con buenos deseos
o descuentos en Tematika,
cuando consiga.


¿Viste que no era tan grave al final?
No éramos inmortales, como decías.
o quizás sí, pero de modos menos
plásticos; líricos al pedo.
Ahh… ¡Cuánto tironeo!, ¡cuánta megalomanía!:
Absorber en un pobre vínculo
tantos complejos, traumas, psicosis, garrapatas y anginas.
Qué derroche,
Qué derroche, amor, de vida.


Si tan solo los hubiéramos cambiado por:
más helados, más besos, más melodía, más rosas en bolsas de consorcio a los quince, más sepias mañanas tranquilas, más caracoles, más caricias, más mediodías con olor a albahaca, mas fotografías, más vueltas en calesita, más sonrisas en el espejo desnudos lavándonos los dientes, más almohadas mordidas; más miradas exactas en el jardín sin que me pusiera bizca, más noches entrelazándonos lento derritiendo tu coraza de alquitrán y purpurina, eternos abrazos contra la tormenta –tanto la de afuera como la de adentro, tanto la tuya, como la mía-, más pestañas de almíbar, en fosforescente agua prenatal nadando lejos…, más, más orgasmos de orquídea.


En vez de esto:
Un monólogo masturbatorio entre dos elefantes con arritmia,
Ego-celos, histeria y falsa compañía,
Tanto silencio obturado en la esquina,
tanta conversación de ascensor,
solo que más filosófica y más fina.


Nos tejimos un chaleco de fuerza que apenas si contenía:
La violencia de mi oleaje,
la piel de nuestras constelaciones
y tus entelequias derruidas.


La esquiva mirada turbia, por no encontrar la foto que encaje con ese portarretratos de vos mismo que te asignaron o que te asignaste para la vida.


La tinta terrible de nuestros ideogramas,
infectándolo todo
con su verdad.
Royendo el hueso de la inocencia,
llenando el río de máscaras
y tapando las heridas
con el gran discurso de las antesalas:
El Todavía,
El Mañana.


Creo que nos amamos,
pero siempre en fases distintas:
al final el nuestro
solo fue un problema
de electroquímica.


Y seguro te pareceré una pelotuda rimando
pero siento que así casi no decido
lo que digo;
quizás ése sea el máximo placer
de la poesía.