miércoles, 27 de octubre de 2010




Debe haber ciertas cosas por las que vale la pena vivir. ¿Cómo qué? Para mi: los fuegos fatuos de Pizarnik, el método paranoico- crítico de Dalí, Rayuela, The Dark Side of the moon, los panqueques de Carlitos, el Aleph, los trigales y las noches y las cartas de Vincent, la paradoja de Zenón, Pescado Rabioso, aun poder reirme con mi mamá, las imágenes de Kawabata y la prosa de Kerouac, los arcoiris, Duke Ellington, , las peliculas de Lynch, las rabas, Maria Creuza com Toquinho, la tercera temporada de Dr. Who, Nick Cave, tener la esperanza de que algun dia me va a salir una interpretación digna y original de Psicosis 4:48 de Sarah Kane, pintar desnuda, el Protágoras de Platón, los ensayos de Oscar Wilde, Rayuela, el retrato oval de Poe, pasar por Pancho 46 despues de ir a bailar, Mellon Collie and the infinite sadness, Walter Benjamin,  las Ficciones de Borges, aporrear kirchneristas, Clint Eastwood y los puentes de Madison, los arrecifes de Brasil, el cementerio de Recoleta y el de Atenas (por si algun dia voy), la bicisenda de villa Gesell, los ríos metafísicos de Kundera, fumar en la parada del 78 escuchando The Cure, un asado en la plaza, Billie Holiday, Notre Musique, Lorca, las tardes de teatro en Puan, el ultimo disco de Aznar, el museo de arte decorativo, Live at Pompeii, la cerveza negra, la Anthology de Lennon, andar en rollers sin rodilleras, Axel Kryiger, Pulp Fiction, Vinicius de Moraes, Sandman, los programas de radio del loco de la colina, “las palabras y las cosas” de Foucalt, el ADN recombinante, Bukowski, Rayuela, la voz media del griego, Liniers, los sueños que no entiendo, la palabra “saudade”, destrabar un parrafo de mi prematura novela, Paco de Lucia, la risa de los niños brasileños, the Wall, los chistes malos de papá, leer cartas viejas, los campamentos pendientes con amigos, Frank Zappa, , sacarme la cascarita, las poesias de Carver, los churros de Manolo, leer Kafka en aleman, jugar con mi pelo, Waking Life, encontrar cosas que habia olvidado que existian o creia que estaban para siempre perdidas, el baklavá, Jaco Pastorius, los cuentos y los insultos y los rulos robertsmithianos de Debret, escuchar cantar a Pancho, la sonrisa y esos cachetes de Belem, y la voz y las manos y la espalda y la boca y los ojos (casi olvidados) del Chueco.