lunes, 3 de mayo de 2010

Mi visión del mundo se resuelve en un adiós dudoso, en un prometedor nunca.
(Alejandra Pizarnik)
Salió de su casa apurada como casi siempre (el tiempo siempre le pareció algo que la desafiaba impíamente pero ella ni se mosqueaba ante su pomposa entidad de hiedra, es más, se lo comía y masticaba y en caso de repugnarle lo escupía sin más a la alcantarilla). Avanzaba como todos los días por la plaza, bamboleando el paso al compás de la radio y nunca se olvidaba de pasar por debajo de un sauce llorón para energizarse Pero esta vez un paréntesis urbano fragmento su realidad arrojándola al espanto: Un grupo de niños con mochilas todas iguales y dientes todos más o menos iguales estaban jugando a la pelota con una paloma muerta. Las niñas un poco menos rústicas reían y callaban. En este punto no pudo evitar hacer la inversión de un grupo de palomas con camisetas de fútbol jugando con una cabeza humana. Perversa analogía, no muy original. ¿Qué pasaría si respondiese sin ningún filtro civil a la sensibilidad cuya condición de ciudadana y cohabitante de esa plaza en ese lapso de tiempo le proporcionaba y los mandara a todos a cagar? ¿Cambiaría algo? Los envalentonaría aún mas – medito- así que siguió caminando, pero sus risas eran un taladro que cercenaba su espíritu libre, otro suceso más que corroboraba su condición discordante con el mundo que cada día se esforzaba por cambiar. ¿Y una solución imaginaria? ¿Qué tal si me pongo a su nivel y en una gambeta les arrebato la “pelota”?-pensaba-. Improvisó la imagen de la paloma deshuesada entre sus pies y dijo ¡Al carajo pendejos de mierda! El tren que pasaba le decía: se te hace tarde cris. ¿Tarde para que? Al mundo se le hace tarde, a todos nosotros se nos hace tarde, nacimos y ¡ya era tarde! Las cosas están ahí como en una infancia inmemorial como tejedoras de una textura común. Y lo peor es que ya es tarde y no hacemos nada para retroceder la tarde. La tarde eternamente tarde en el patio azul. La tarde que se agota y no. No digas tarde, di ahora y ya será tarde, amor.