lunes, 26 de abril de 2010

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Y si me pierdo? Tu voz marchitamiedos Y si me olvido? Tu huella en mi desierto Y si ya no? Tu si que me reinvoca Tus manos que casi no me tocan pero saben Saben que estoy ahí escamando ese silencio que nunca se agota Mordisqueando la naranja de tu boca Poca Siempre poca. Y si te pierdes? Mis ojos eternizadores de abismos No los mires Captúralos Rellánalos con tu alondra de mar Con esos modales que tienes al hablar Y aun mas con aquellos que bien consigues callar Y si te olvidas? Que mi alma no lo sepa nunca Porque me matas Por favor solo esa mentira a tus dioses pido porque cuando ya no sea tuya jamás volveré a ser mia.

jueves, 22 de abril de 2010

Puemita lingüistico

En la amatoria del lenguaje existe un único error semántico posible: El de que mi sujeto sea el mismo sin la inevitable concordancia de tu predicado.

martes, 13 de abril de 2010

¿Hasta donde puede maquillarse el dolor? ¿Qué tan espesa es la coraza que recubre al dolor? ¿Y qué? ¿Qué queda después del horror? Un rostro cansado arado de lágrimas, una herida gorgoteante y precisa pero no por esto mas fácilmente identificable. De este incendio quedan las ruinas de una casa de muñecas. Suicidadas en los diminutos balcones de madera balsa, con sus vidriosos ojos en sangre, sus muñecas rotas y su piel reseca por el sol que una ventana rota permite. ¿Cómo enfrentarme así, luego, ante el amor? ¿Como recibir a tu alma noble y severa (toda luz, todo frenesí de colores en composicion con el universo) si yo soy oscura. Penitente y oscura como el nudo de un árbol en el desierto. ¿Como olvidarme ante ti que no siempre fui mía? Que me deje profanar por manos extrañas (tan cálidas y cómodas, que dibujaban figuras voluptuosas en el aire y sueños calientes) pero aún así siniestras y malignas como lija en los pies, como sudar cemento y llorar clavos. No quiero hacer de la desgracia un espejo. No quiero que tus labios (de imposible coloratura, como sangre vuelta fruta cuyo placer me conmueve y me arroja al más delicioso de los abismos) se embeban de la sustancia que habita el lago mortífero de mi llanto merecido. No puedo darte el alma, ya no es tuya porque no es mía. ¿Que puedo darte entonces? Una sonrisa matacuervos Un manantial de bocas abriéndose y cerrándose dentro de tu cuerpo Un par de piernas sumisas o una voz que nunca se aburra de pronunciar tu nombre. Mis manos, mis pies, mi sexo nada son porque no hay alma que perdone este cuerpo ni hombre que ame a una mujer así. Por suerte yo no soy esa. Soy la niña que espera la muerte jugando al amor con el mundo.

jueves, 8 de abril de 2010

Recuerdo aquellos tiempos de tu piel cuando yo era solo un diminuto molusco en las soporíferas cavernas del amor. Las corrientes de aguas indecisas terminaron por erosionar mis alas de una forma tan cruenta que ya ni distingo donde termina mi cuerpo y empieza mi alma. ¿Será que el espejocuchara no sabe de aguas vertiginosas o es este desmembramiento algo que irremediablemente tenia que suceder? Me disgrego, sin dolor Pero el espasmo es inminente Me burbujea en la gargantacorazón hasta la savia de la médula. Brinco. No más clepsidras equivocadas, No más incienso anticipado en los pespuntes Solo luz Un montón de luz por todos lados Emergiendo de mi tórax a imposible velocidad Como agua hirviendo Como el sol de los que esperan toda la noche.